- La retoma del proyecto de matrimonio igualitario quedará en manos de la siguiente administración de Chile, quien deberá tomar una decisión al respecto.
Este martes por la tarde, el Presidente Sebastián Piñera llevó a cabo su cuenta pública, la cual no pasó inadvertida luego de anunciar la retoma del proyecto para legalizar el matrimonio igualitario que se ingresó días antes de culminar la presidencia de Michelle Bachelet.
A esta acción del Primer Mandatario Nacional se le considera como pinkwashing, pues dejará la decisión política en manos de la administración siguiente, luego de la demanda del Movilh a la CIDH.
El pinkwashing es a lo que se le conoce como un lavado de imagen rosa, cuyo ejemplo queda claro en este caso, pues se trata de una estrategia política a través de la cual se refleja una imagen de progresismo e integración, con el objetivo de cubrir críticas fuertes recibidas por otras acciones, tomando como arma un supuesto apoyo a las disidencias sexuales.
El concepto de pinkwashing cala bastante ante el anuncio de Piñera de retomar el proyecto de matrimonio igualitario en el país, pues se trata de un método utilizado para evadir los señalamientos realizados al Mandatario sobre violaciones a los derechos humanos ejercidas por efectivos de seguridad del Estado desde octubre de 2019.
A Piñera y los miembros de la derecha se les considera como obstáculos en materia del establecimiento de los derechos que exigen las disidencias sexuales en el país, en vista de que sus acciones claramente se han enfocado en frenar o evadir el tema.
Y es que en el discurso original de la administración de Piñera nunca estuvo presente el tema de los derechos de los disidentes sexuales, por lo que el anuncio realizado por el Mandatario es tomado como un pinkwashing, en vista de que no se trata de un compromiso real sino una medida para aumentar sus puntos de aprobación en el país.